Convocatòria de la cinquena lliçó
Benvolguts i
benvolgudes companys i companyes de Barcelonactua, demà dijous 12 de juliol
2012, de 8 a 9 del vespre dedicarem la nostre atenció als moviments
d’intercanvi entre dintre i fora que tenen lloc amb la respiració. Trobarem els
espais interiors que necessiten alguna cosa. Amb la respiració trobarem la
manera de posar-los en relació amb l’espai exterior, els aportem energia i els
comuniquem la possibilitat de moviment. De la relació entre l’essència creativa
del ésser encarnat al nostre cos i la realitat material de l’espai obert que
ens envolta, damunt les bases de suport del terra, neix un camí que ens porta
endavant a través de les dificultats. Si us plau, confirmeu la vostre
assistència. Ah, pels que ho veuen per primera vegada, és una activitat
solidària que no té preu.
Quinta lección –
jueves 12 de julio de 2012
Ya empieza a ser más claro esto de orientar la atención
hacia el centro de cuerpo y el suelo, siguiendo el movimiento natural de la
espiración. No hay que canalizar nada. Simplemente es cuestión de sentir el
movimiento natural que tiene lugar con la espiración. Tampoco hay que hacer
nada con el aire residual que queda en el cuerpo. El organismo ya sabe cómo
usarlo.
También empieza a ser más claro qué hacer con las
sensaciones desagradables que puedan aparecer al orientar la atención hacia el
interior del cuerpo: saludarlas y sentirlas, incluso darles la bienvenida. Esto
no quiere decir que debamos alegrarnos de sentir algo desagradable. Pero si es
motivo de alegría para la parte de nuestro organismo o de nuestra psique que
está atrapada en la sensación desagradable que se perciba y sienta lo que le
pasa. Es esperanzador ya que conlleva la posibilidad de que el mensaje
contenido en la sensación finalmente llegue a la atención de alguien dispuesto
y capaz de hacer algo al respecto, en principio tú mismo.
Aunque no entendamos el mensaje contenido en la sensación,
podemos ofrecerle apoyo. Al sentir la sensación podemos darnos cuenta de dónde
en el cuerpo se encuentra y, entonces, desde ese lugar podemos dibujar una
línea imaginaria hacia el suelo. Así le enseñamos un lugar sólido en el que
apoyarse. Esperamos a que el organismo gaste el aire residual que queda en el
cuerpo después de haber espirado el aire que sale fácilmente, sólo con la
relajación de los músculos que han trabajado en la inspiración. La atención conecta
el lugar del cuerpo donde se encuentra la sensación desagradable mediante una
línea imaginaria con el suelo. Cuando el organismo necesite aire de nuevo, la
próxima inspiración espontáneamente se iniciará allí y comunicará la
posibilidad de movimiento a ese lugar. Espontáneamente el cuerpo querrá coger
más aire de lo habitual. Es cuestión de permitírselo.
Comparamos el aire residual que queda al final de la
espiración a tener un dinero en el banco que se va gastando. No hacemos ningún
ingreso hasta que estemos a punto de quedarnos en números rojos. La sensación
desagradable es como la angustia de no tener dinero para hacer un nuevo
ingreso. No nos lo podemos inventar. No se nos ocurre qué hacer para resolver
la situación de forma satisfactoria. Lo que sí podemos hacer son pequeños
ajustes en la posición del cuerpo relativo al suelo para que en la espiración
las partes del cuerpo presos de la angustia sepan dónde está el suelo, la
posibilidad de apoyo en el mundo material, y para que en la inspiración el aire
que entra en el cuerpo pueda expandirnos plena y gustosamente.
Durante los 20 minutos en silencio hubo una gran quietud,
pocos pensamientos y mucha presencia gustosa.
Alguien observó cómo una
sensación desagradable en un lugar concreto del cuerpo tendía a apoderarse del
organismo entero y de todos los procesos que tenían lugar en él, incluyendo la
respiración. En ese momento, enfocó la atención en permitir el movimiento
respiratorio y constató que toda una serie de partes de su cuerpo sí podían
moverse con la respiración. Lo desagradable era algo concreto en un lugar
concreto. Entonces pudo enfocar la atención en permitir los movimientos
respiratorios en ese lugar concreto, aunque fuera sólo un poquito y dejar que
el resto del organismo que sí podía moverse lo hiciera tranquilamente. Poco a
poco, el lugar iba cediendo y participando en los movimientos de la
respiración.
Ya que habíamos hablado antes del símil del dinero en el
banco, extrapolamos también aquí. Lo mismo ocurre a gran escala. Un problema concreto,
ocasionado por una serie de personas concretas, tiende a apoderarse de todo el
mundo. Pero si nos damos cuenta de que, por más agobiante que pueda llegar a
ser la situación, podemos dedicarnos a permitir los movimientos respiratorios
inherentes a la vida por naturaleza, primero en los lugares donde es fácil y al
cabo de unas cuantas respiraciones también en lugares donde es más difícil.
Si además incluimos en nuestra atención las sensaciones
relativas a la relación del cuerpo con el suelo, mediante pequeños ajustes en
la postura podemos buscar y encontrar las formas que nos permiten abrir el
espacio interior más, sentirnos más apoyados, respirar más plena y
profundamente.
En última instancia la vida en este universo es una. Si
estamos en línea con lo que ha hecho la vida evolucionar desde los principios,
no puede pasarnos nada malo. Así que sigamos cultivándolo para nuestro propio
bienestar y protección. Al practicar así, además, contribuimos apertura,
resolución, movimiento, aporte de energía, esperanza y muchas otras cosas
buenas al conjunto de toda la vida en todas partes.
Imaginaos qué puede pasar si cada vez más personas se
dedican a respirar no sólo para mantenerse con vida sino para alinearse con el
flujo de la vida a gran escala.
Imaginaos qué puede pasar si somos tantos que finalmente la
onda llega también a las personas que tienen la culpa del cacao en el que nos
encontramos colectivamente y, al empezar a respirar así se encuentren con lo
que hay en su interior: la culpa que se esfuerzan por ocultar a su propia conciencia.
Imaginaos qué puede pasar si apuestan por alinearse con el
flujo de la vida en vez de construir presas más altas y fuertes en el intento
imposible de dominarlo.
Imaginaos qué puede pasar si asumen su culpa y usan los
fondos que han obtenido con esas actividades para sanear el daño que han hecho.
Esto no está en nuestras manos. Pero por si acaso, a mí me
funciona respirar teniendo en cuenta que es un intercambio en el que la calidad
de lo que recibo depende de la calidad de lo que doy. No hay engaño posible.
Ocuparme en cada momento de lo que está en mi poder, como por ejemplo la
respiración, una y otra vez me lleva a un punto en el que aparece lo que
necesito cuando lo necesito. Si alguna vez no ha aparecido, al final solía
resultar que tampoco lo necesitaba y que era mejor que no haya aparecido.
¡Gracias, Barcelonactua, sin vosotros no me habría puesto a
hacer este taller por entregas!
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