domingo, 26 de julio de 2015

Las huellas de la historia en el propio cuerpo

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¿Cómo es que los seres humanos repetimos cosas que nos habíamos propuesto hacer totalmente diferente de cómo las hicieron nuestros antecesores? ¿Cómo es que tantos ciudadanos alemanes caen en la misma conducta que vuelve a escenificar el episodio más oscuro de la historia alemana del siglo 20, la de echar culpas a un chivo expiatorio? Escribo sobre Alemania aquí porque soy alemana, pero las personas de todas las nacionalidades caen en la repetición de dinámicas colectivas inconscientes, a no ser que deliberadamente se ocupen de tomar consciencia.


No es fácil mirar hacia dentro y enfrentarse con las propias sensaciones. Mucho más difícil todavía lo es cuando se trata de sensaciones adoptadas de generaciones anteriores. Para las personas que vivieron durante las dos guerras mundiales y el Tercer Reich, en primer lugar se trataba de sobrevivir y, luego, de dejar el horror atrás cuanto antes. Uno supera muchas cosas, las envuelve en silencio y la vida sigue. Pero dejan huellas que se convierten en síntomas y enfermedad o conductas auto/destructivas, mientras no se reconocen y se llevan a un tratamiento o una acción eficaces.

El estrés postraumático reprimido y la vergüenza y la culpa negadas a consecuencia de la primera guerra mundial crearon las condiciones para el Tercer Reich y la segunda guerra mundial. Quienes no toleraron una libra de culpa, luego, se encontraron con una tonelada. Cuando uno reprime lo que siente y lo proyecta sobre un chico expiatorio, la vergüenza y la culpa van en aumento y se corre el riesgo de repetir las dinámicas reprimidas. Los seres humanos repetimos lo que no queremos recordar.

Si una persona pasa vergüenza por haber hecho algo malo, esto es sano, porque lleva a corregir lo que se hizo mal. Pero cuando uno se avergüenza por lo que es o por cómo es, esto es tóxico, altamente nocivo para la salud. Lo que una persona adulta reprime mediante la tensión involuntaria de sus músculos para apartarlo de su conciencia, un niño lo siente directamente en su propio cuerpo. Carece de toda posibilidad de entender que en realidad está percibiendo sensaciones que sus padres o abuelos no toleran. Lo único que saben es que resulta muy desagradable y amenazante. Puesto que esas sensaciones se encuentran en su propio cuerpo, parece como si formaran parte de cómo es. Por lo tanto, también esta generación pondrá todo su empeño en apartar esas sensaciones de la conciencia. Las consecuencias: síntomas, enfermedad, comportamientos auto/destructivos, etc., generación tras generación.

De este modo personas que ni siquiera habían nacido en el momento de los sucesos llevan las huellas del terror, de la culpa y la vergüenza en sus cuerpos. Por lo general nadie quiere saber nada de toda esa historia. Algunos incluso se creen con derecho de juzgar a sus antepasados. A fin de cuentas, ellos mismos no participaron en los hechos. De las personas que durante el Tercer Reich fueron niños tampoco se puede decir que tuvieran culpa de los sucesos.

Pero quien nació en Alemania de padres alemanes pertenece al pueblo alemán de forma irrevocable. Esto no cambia mientras uno viva. Cuanto más uno esté a la defensa contra las implicaciones de esta pertenencia, tanto más poder adquieren sobre la persona. Aparte de los traumas no resueltos transmitidos por vía genética, durante los primeros años de vida muchas cosas se transmiten directamente de cuerpo a cuerpo, mente a mente a través de sensaciones. Lo que una persona adulta aparta de su conciencia a través de la tensión de sus músculos, un niño lo adopta en la misma forma. Luego crece a la defensiva contra algo, reprimiendo algo de lo que ni siquiera sabe lo que es. Ni siquiera se da cuenta de que esté reprimiendo algo, a la defensiva contra algo. A fin de cuentas, es lo normal, siempre fue así.

Esta clase de sensaciones se encuentran por debajo del umbral de la conciencia de una gran parte de la humanidad azotada por guerras y violencia, y en especial también en la población alemana, y en la mayoría de casos se proyectan hacia fuera sobre otros. Es posible tener acceso a esas sensaciones y aprender a dejar la carga emocional adoptada de generaciones anteriores donde pertenece para poder ocuparse de las cosas que realmente pertenecen al ámbito de la propia experiencia presente.

Como más tarde, en la segunda mitad de la vida las cosas que se sacrificaron –sin saberlo- para conquistar un lugar en el mundo empiezan a hacerse notar. Un niño no puede hacer otra cosa que amar y adaptarse por completo a la resonancia del entorno familiar. Esto puede significar que un verdadero intercambio amoroso sea imposible porque los padres o los abuelos están aterrados, traumatizados, avergonzados a muerte por la culpa colectiva y su organismo se sobrepone de forma automática a las sensaciones intolerables. Los cuidados amorosos se convierten en un deber que se cumple, no porque no haya amor, sino porque este no puede fluir.

En algunas personas elegidas la vida llama la atención más temprano sobre el hecho de que algo no va bien. A veces los síntomas de enfermedades impiden seguir el mismo rumbo que antes, a veces son comportamientos auto/destructivos, tales como las adicciones (incluyendo la adicción al trabajo), la violencia y el abuso de poder y también el reflejo reverso de la actitud de víctima impotente. A pocas personas se les ocurre que podría tratarse de huellas de la historia colectiva. Cada persona lleva la historia de su familia, de su país y de toda la humanidad en su propio ser, incluso la historia del origen de la vida y del universo en sí, y puede sacar nueva vida y nuevas comprensiones de ella.

El desarrollo siempre ocurre en etapas, paso a paso. A veces es posible dar un gran paso, algunos pasos posiblemente son más chiquitines, pero cada paso es importante. Cuando queremos ahorrarnos uno, tropezamos. Si no tenemos en cuenta el legado de nuestros antecesores, nos lo encontramos de cara en la próxima esquina. Ciertamente podemos echar las culpas a otros, Pero esto no nos acerca a una solución de la problemática. ¡Todo al contrario!

El cuerpo de cada persona es una parte de su país y de su pueblo. Cada uno puede aprender a sintonizar el propio cuerpo con los campos de fuerza mayor del mundo. Mientras estamos a la defensiva, incluso si es contra la injusticia, la explotación y la violencia, estamos enfocados en esas cosas y estamos bajo su efecto. Pero si nos alineamos con respecto a las coordenadas del campo gravitatorio, ganamos estabilidad y fortaleza, porque cualquier cosa que hagamos cuenta con el apoyo del planeta entero.

Mientras nuestra conducta está determinada por patrones inconscientes que en parte hemos desarrollado nosotros mismos y en parte hemos adoptado de nuestro entorno directo, estamos como posesos e incapaces de pensar claramente. Pero si reconocemos estos patrones, podemos trabajar con lo que es nuestro realmente y encontrar la manera de dejar las viejas historias donde pertenecen, donde podemos verlas y aprender de ellas.

Admito que esto no es una tarea fácil. Pero protege y cuida la salud del propio cuerpo, de la propia psique y también de la sociedad, de la humanidad y la naturaleza en general.

En la profundidad del propio cuerpo se pueden encontrar las huellas de la historia que entorpecen el desarrollo del individuo y del colectivo y ponerlas al servicio del desarrollo de alternativas eficaces.

Los participantes en el taller “Las huellas de la historia en el propio cuerpo” exploran sus patrones a través de los movimientos cotidianos de respirar, estar tumbado, estar sentado, estar de pie, caminar y comunicarse, individualmente, en secuencias guiadas y en exploraciones en parejas, en grupos pequeños y en el grupo completo. La parte teórica del taller proporciona la información necesaria para comprender los mecanismos del trauma y los patrones que se generan a su alrededor y para descubrir cómo se manifiestan en la relación entre el cuerpo y el campo gravitatorio de la Tierra.

El formato del taller proporciona experiencias y conocimientos que aportan un valor adicional para profesionales de la salud física y psíquica, de la educación, del arte, del mundo de la empresa, del deporte y muchos otros, pero no requiere una formación previa. Un requisito indispensable es la voluntad de desarrollar cierto nivel de sensibilidad que permite percibir sensaciones en el cuerpo, sean placenteras o dolorosas, y aprender a gestionarlas para poder atender, de un modo eficaz, a las partes de la propia persona atrapadas en el conflicto con los campos de fuerza mayor del mundo. El taller proporcionará las herramientas para desarrollar esta sensibilidad, aunque la persona haya invertido mucha energía en insensibilizarse y no sepa cómo percibir su cuerpo.



Más información y contacto: www.dfa-europa.com

viernes, 24 de julio de 2015

La recta final – 4 días

La salud pública estaría mejor si se atuviera a este proyecto de medicina preventiva y del tratamiento de dolor sin efectos secundarios indeseables. La calidad de vida de tantísimas personas estaría mejor. La convivencia entre personas  estaría mejor. La comunicación entre agentes sociales y la sociedad en general estaría mejor. Y todo esto por prestar atención a unos detalles muy simples, gratuitos además, y al alcance de todo el mundo. Sólo hay que aprender a soltar algunas tensiones innecesarias y atender a unos asuntos internos que llevan tiempo esperando pacientemente a que les llegue su turno. Si fuera fácil, todo el mundo lo estaría haciendo ya. Pero no importa que no sea fácil. ¡Lo que importa es que es posible! ¡Y altamente gratificante!
Ya sólo quedan 4 días: sábado, domingo, lunes y martes, para alcanzar el importe mínimo. ¡Hemos alcanzado un 54%! ¡Y esto en los tiempos que corren!
Me siento de lo más agradecida y conmovida. Y tengo esperanzas de que todavía podemos alcanzar la meta. Se me ha ocurrido un poco tarde ofrecer la posibilidad de patrocinio a empresas a cambio de un taller para sus empleados o para sus clientes, por ejemplo en el contexto de una campaña publicitaria. Por favor, pedid a los empresarios en vuestro entorno que patrocinen mi proyecto. Así con una aportación o dos ya alcanzaríamos el mínimo. Pero esto no quita que ¡cualquier aportación, por pequeña que sea, será de lo más bienvenida y apreciada!
¡Muchísimas gracias por participar en este proyecto!
https://goteo.org/project/cristal-liquido/updates/5621


viernes, 17 de julio de 2015

Auf der Spur der Geschichte im eigenen Körper

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Wie kommt es, dass Menschen oft gerade die Dinge wiederholen, die sie eigentlich ganz anders machen wollten als ihre Vorgänger? Wie kommt es, dass so viele deutsche Bürger in das selbe Sündenbockverhalten verfallen, das die wohl dunkeltsten Aspekte der deutschen Geschichte des 20. Jahrhunderts wieder in Szene zu setzen? Ich schreibe hier über Deutschland, weil ich Deutsche bin, aber Menschen aller Nationalitäten verfallen in die Wiederholung unbewusster kollektiver Dynamiken, es sei denn, sie kümmern sich darum, sie zu Bewusstsein zu bringen.

 Foto © 2005 Olof von Randow
Es ist nicht einfach, nach innen zu schauen und sich mit den eigenen Gefühlen auseinanderzusetzen. Noch viel schwieriger ist es, wenn es sich um Gefühle handelt, die von früheren Generationen übernommen wurden. Für all diejenigen, die die beiden Weltkriege und das Dritte Reichs erlebt haben, ging es zunächst einmal darum zu überleben, und dann den Horror so schnell wie möglich hinter sich zu lassen. Man setzt sich über vieles hinweg, hüllt es in Schweigen und das Leben geht weiter. Doch bleiben Spuren zurück, die zu Symptomen werden und krank machen bzw. sich in destruktive Verhaltensweisen verwandeln, solange sie nicht erkannt und auf wirksame (Be-)Handlungen hingeleitet werden.

Verdrängter posttraumatischer Stress und verleugnete Scham und Schuld haben in der Folge des ersten Weltkrieges die Bedingungen fürs Dritte Reich und den Zweiten Weltkrieg geschaffen. Wem ein Pfund Schuld unerträglich war, auf dem lastete dann eine Tonne. Wenn man Gefühle verdrängt und nach aussen auf einen  Sündenbock projiziert, werden Schuld und Scham noch grösser, und  man läuft Gefahr verdrängte Dynamiken zu wiederholen. Menschen wiederholen, was sie nicht erinnern wollen.

Wenn man sich schämt, weil man etwas schlechtes getan hat, das ist gesund, denn es führt zu einer Berichtigung des Fehlverhaltens. Wenn man sich aber schämt dafür, was oder wie man ist, das ist toxisch, stark gesundheitsschädlich. Was Erwachsene durch die unwillkürliche Anspannung ihrer Muskeln unter die Bewusstseinsschwelle verdrängen, empfinden Kinder ganz direkt in ihrem eigenen Körper. Sie haben keinerlei Möglichkeit zu verstehen, dass sie eigentlich die Empfindungen wahrnehmen, die ihre Eltern oder Grosseltern nicht ertragen. Sie wissen nur, dass es sich höchst unangenehm und bedrohlich anfühlt. Und da diese Empfindungen sich im eigenen Körper befinden, scheinen sie zum eigenen Wesen dazuzugehören. Darum wird auch diese Generation alles daran setzen, diese Empfindungen unterhalb der Bewusstseinsschwelle zu halten. Die Folge: Krankheitssymptome, Krankheit, destruktive Verhaltensweisen, usw. Generation nach Generation.

So kommt es, dass Menschen, die zum Zeitpunkt der Geschehnisse noch überhaupt nicht auf der Welt waren, die Spuren der Angst, der Schuld und Scham in ihrem Körper haben. Im allgemeinen will keiner mit der ganzen Geschichte etwas zu tun haben. Manche glauben sich sogar dazu berechtigt, die eigenen Vorfahren zu verturteilen. Schliesslich haben sie da ja nicht mitgemacht!  Auch von Leuten,  die im Dritten Reich Kinder waren, kann man wohl kaum sagen, dass sie Schuld an den Geschehnissen hatten.

Aber wer in Deutschland geboren wurde, und noch dazu von deutschen Eltern, gehört unweigerlich zum deutschen Volk dazu. Das ist unabänderlich, solange man lebt. Je mehr man sich gegen die damit zusammenhängenden Umstände wehrt, um so mehr Macht gewinnen sie über einen. Abgesehen von den unverarbeiteten Traumata, die genetisch übertragen werden, wird in den ersten Lebensjahren vieles direkt von Körper zu Körper, Geist zu Geist, durch Empfindung übertragen. Was ein Erwachsener durch Muskelspannung unter die Bewusstseinsschwelle drängt, wird vom Kind ganz einfach in der gleichen Form übernommen.  Und so wächst man auf und wehrt sich gegen etwas und verdrängt etwas, von dem man noch nicht einmal weiss, was es ist. Im Grunde genommen merkt man noch nicht einmal, dass man überhaupt etwas verdrängt und sich gegen etwas wehrt. Es ist ja schliesslich ganz normal, war immer so.

Solche Empfindungen befinden sich unterhalb der Bewusstseinsschwelle bei einem grossen Teil der von Kriegen und Gewalt gebeutelten Menschheit, ganz besonders auch der deutschen Bevölkerung, und werden meist nach aussen auf andere projiziert. Man kann Zugang zu diesen Gefühlen gewinnen und es lernen, die von früheren Generationen übernommene Gefühlsladung dort zu lassen, wo sie hingehört, und sich um die Dinge zu kümmern, die tatsächlich zum eigenen Erfahrungsbereich gehören.   

Spätestens in der zweiten Lebenshälfte machen sich die Dinge bemerkbar, die man  -ohne es zu wissen- in der ersten geopfert hat, um sich einen Platz in der Welt zu erobern. Ein Kind stellt sich liebend voll und ganz auf die Resonanz seines familiären Umfelds ein. Das kann bedeuten, dass ein wahrer liebevoller Austausch unmöglich ist, weil Eltern und Grosseltern unter Schock stehen, sich aufgrund der kollektiven Schuld zu Tode schämen, und ihr Organismus sich automatisch über die unerträglichen Gefühle hinwegsetzt. Liebevolle Fürsorge wird zu blosser Pflichterfüllung, nicht weil die Liebe nicht da ist, sondern weil sie nicht fliessen kann.

Bei manchen vom Leben Erwählten wird die Aufmerksamkeit schon früher darauf gelenkt, dass etwas nicht stimmt. Machmal sind es die Symptome von Krankheiten, die es verhindern, dem bisherigen Kurs weiter zu folgen, oder zerstörerische Verhaltensweisen, wie Sucht (auch Arbeitssucht), Gewalttätigkeit und Machtmissbrauch, oder das dazugehörige Spiegelbild der machtlosen Opferhaltung. Doch kommt kaum jemand auf den Gedanken, dass es sich um Spuren der kollektiven Geschichte handeln könnte.  Jeder einzelne Mensch trägt die Geschichte seiner Familie, seines Landes und der ganzen Menschheit in sich, ja selbst die Geschichte der Entstehung des Lebens und des Universums an sich, und kann daraus neues Leben und neue Erkenntnisse schöpfen.

Entwicklung erfolgt immer in Etappen, Schritt für Schritt. Vielleicht kann man mal einen grösseren Schritt tun, manche Schritte sind möglicherweise kleiner, aber jeder einzelne Schritt ist wichtig. Wenn wir uns einen sparen wollen, stolpern wir. Wenn wir die Hinterlassenschaft unserer Vorgänger nicht in Betracht ziehen, wird sie uns an der nächsten Ecke entgegen kommen. Zwar können wir die Schuld auf andere schieben, aber einer Lösung der Problematik kommen wir so nicht näher. Ganz im Gegenteil!

Der Körper jedes Menschen ist ein Teil seines Landes und seines Volkes. Ein jeder kann es lernen, den eigenen Körper in Einklang mit den grösseren Kraftfeldern der Welt zu bringen. Solange wir auf Abwehr ausgerichtet sind, selbst wenn es Abwehr der Ungerechtigkeit, Ausbeutung und Gewalttätigkeit ist, sind wir auf diese Dinge ausgerichtet und stehen unter ihrem Einfluss. Wenn wir uns aber an den Koordenaten der Schwerkraft ausrichten, gewinnen wir an Stabilität und Stärke, denn jegliche Handlung kann dann mit der Unterstützung des gesamten Planeten vonstatten gehen.

Solange unser Verhalten von unbewussten Mustern bestimmt ist, die wir zum Teil selbst entwickelt haben und zum Teil von unserem direkten Umfeld übernommen haben, sind wir wie besessen und können nicht wirklich klar denken. Wenn wir diese Muster aber erkennen, können wir an dem arbeiten, was wirklich uns gehört, und daran, die alten Geschichten dort zu belassen, wo sie hingehören, wo wir sie sehen und von ihnen lernen können.

Ich gebe zu, dass dies keine leichte Aufgabe ist. Aber sie hegt und pflegt die Gesundheit des eigenen Körpers, der eigenen Psyche und auch die der Gesellschaft, der gesamten Menschheit und der Natur im Allgemeinen.

Man kann in der Tiefe des eigenen Körpers die Spuren der Geschichte entdecken, die der Entwicklung des Einzelnen und der Gemeinschaft im Wege stehen, und sie in den Dienst der Entwicklung wirksamer Alternativen nehmen.

Die Teilnehmer des Seminar "Auf der Spur der Geschichte in eigenen Körper“ erforschen ihre Muster durch ganz gewöhnliche Bewegungen des täglichen Lebens: Atmen, Liegen, Sitzen, Stehen, Gehen und sich Mitteilen, jeder für sich in geleiteten Sequenzen und in Experimenten mit einem Partner, in kleinen Gruppen oder in der gesamten Gruppe. Der theoretische Teil liefert die nötige Information, um die Mechanismen des Traumas zu verstehen, sowie die Muster, die im Umfeld des Traumas entstanden sind, und zu entdecken, wie sie sich im Verhältnis zwischen dem Körper und dem Schwerkraftfeld der Erde bemerkbar machen.

Das Format des Seminars liefert Erfahrungen und Kenntnisse, die für Tätige im Bereich der physichen und psychischen Gesundheitspflege, der Erziehung, der Kunst, des Unternehmens, des Sports und für viele andere von Wert sind, erfordert jedoch keinerlei Vorkenntnisse. Eine grundlegende Voraussetzung ist die Bereitschaft, ein gewisses Maβ an Empfindungen zuzulassen, so daβ es möglich wird, den Fluβ der Empfindungen im Körper wahrzunehmen, unabhängig davon, ob diese nun angenehm oder unangenehm sind, und es zu lernen, den Fluβ zu regulieren, denn nur so kann man sich wirksam um die Teile seiner selbst, die im Konflikt mit den Kraftfeldern der Welt gefangen sind, kümmern. Das Seminar liefert die nötigen Werkzeuge, um diese Art der Empfindsamkeit zu entwickeln, selbst wenn die Teilnehmer viel Energie darauf verwendet haben, ihre Empfindungen zu unterdrücken und sich nicht dazu in der Lage fühlen, ihren Körper wahrzunehmen.


Mehr Information und Kontakt: www.dfa-europa.com

martes, 14 de julio de 2015

La tensión involuntaria de los músculos reseca los tejidos

Descubre cómo puedes soltar la tensión involuntaria

 y asegurar una buena hidratación de tus tejidos


Charla el 22 de julio a las 20 h en ermie, Av. Príncipe de Asturias 21, local 4



El Movimiento Arquetípico de la Vida: La Respiración

Descubrir las huellas de la memoria histórica en el propio cuerpo


El martes, 21 de julio 2015 a las 19 h en el jardin del Olokuti os cuento lo que descubrí en el trabajo con centenares de personas a lo largo de 27 años de experiencia profesional como practicante de DFA.

Olokuti, c/ Asturias 36 - 38, 08012 Barcelona (junto al Metro Fontana)




Taller: Barcelona, 21 - 23 de agosto 2015 (multilingüe)

El Movimiento Arquetípico de la Vida: La Respiración