lunes, 25 de marzo de 2019

La transición

De hecho, en 1977, estaba de camino a Marruecos para encontrarme con un amigo. Pero entonces descubrí a Cataluña. Sentí algo como alivio, como haber llegado a casa, como estar a salvo. En 1978, la transición de la dictadura bajo Franco hacia un Estado de derecho democrático llevó a la adopción de la Constitución de una democracia monárquica, tal como lo había dispuesto el dictador en su testamento. La idea de contribuir a la construcción de una joven democracia fue uno de los motivos que me llevaron a la decisión de establecerme en Barcelona en 1980, después de concluir mis estudios de ciencias lingüísticas aplicadas. Desde aquel año hasta la actualidad he ido haciendo mi aportación a las bases de una sociedad democrática, primero como traductora y después como practicante de reconocimiento de patrones somáticos y analista de patrones arquetípicos, ayudando a las personas a entenderse entre ellas y a sí mismas y a aprender una conducta democrática y auto-determinada.

El 6 de setiembre del 2017, tal como suelo hacer cuando puedo, después de comer, fui a cerrar los ojos un rato en el sofá para hacer una siestecita. En la tele daban las noticias. Cuando oí la voz de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, que peguntaba a Marta Rovira por qué le pedía la palabra, de repente estaba plenamente despierta, como si se hubiera activado un interruptor. Tengo la sensación de que todo lo que había hecho en la vida había servido para prepararme para lo que estaba empezando en aquel momento. Hasta el lugar en el que nací, con su historia, había ofrecido condiciones que me llevaron a adquirir una comprensión y unos conocimientos imprescindibles para un proceso de auto-determinación.

Una conducta democrática hay que aprenderla y practicarla, no solo en España. Adoptar una constitución y referirse continuamente a su formato inamovible no es suficiente. En primer lugar, la Constitución española fue redactada por personas que aún estaban bajo la influencia ineludible del régimen totalitario, en cumplimiento del mandato testamentario del dictador y sin depurar los crímenes contra la humanidad que tuvieron lugar bajo aquel régimen. El artículo sobre la indisoluble unidad de la patria de todos los españoles, en el cual se basa toda la argumentación del Estado español contra los intentos de los catalanes de lograr la auto-determinación, no es compatible con el resto de la Constitución, con los principios básicos de un Estado de derecho, con el derecho internacional, ni con los derechos humanos en general. De hecho, en la interpretación que se le da a este artículo en España, está en contradicción con la misma Constitución e ilegal.

Si la intención de crear un Estado democrático es sincera, hay que conceder el tiempo necesario para que el proyecto pueda desarrollarse democráticamente. Del proceso de transición, en el mejor de los casos, ha transcurrido nada más que la primera fase. La corrupción de numerosos políticos de los respectivos partidos gobernantes es expresión de su inmadurez democrática. El nombramiento y la destitución de los altos funcionarios de la judicatura en función de los intereses políticos de los respectivos partidos gobernantes demuestran una falta de madurez en cuanto a la separación de poderes. Las aseveraciones continuas de los políticos y funcionarios de la judicatura españoles y del jefe de Estado monárquico, en vistas de su actitud, de sus declaraciones y de sus actos, suenan, para esta analista de patrones, como las aseveraciones de un niño de dos años y medio que proclama que sabe atar sus zapatos él solito. No es suficiente adoptar nombres que sugieren una actitud democrática. Aprender y practicar un comportamiento democrático no se consigue en cuatro días. Antes que nada, hay que estar dispuesto a escuchar a los que piensan de un modo distinto y a sopesar si tienen razón o no, y sí uno mismo la tiene o no.

Al escuchar, por ejemplo, al actual ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, independientemente de si chapurrea el inglés o habla en francés o español, incluso una persona que no entiende ninguna de estas lenguas puede ver y oír claramente que mantiene el espacio en su boca muy pequeño al hablar. Probablemente no tiene conciencia de ello, pero su cuerpo sabe perfectamente que lo que dice no se sostiene. Es probable que admitir esto, para él personalmente, sería intolerable, dejando de lado que lo haría bastante impopular en España.

Para alemanes y coreanos, por ejemplo, que sufrieron una división de su tierra impuesta a la fuerza, no es fácil entender que el pueblo catalán quiera independizarse de la tan nombrada unidad de España, porque en amplios sectores del mundo, igual que en España, se oculta, se niega o se desestima como irrelevante el hecho que esta supuesta unidad fue impuesta a la fuerza: durante el siglo XX por los rebeldes contra el Estado de derecho democrático bajo el comando del general Franco y hace 300 años por las tropas de Felipe V, el nieto del absolutista francés Luís XIV, en desacatamiento de las disposiciones testamentarias que establecieron que se debían respetar las distintas instituciones y los derechos de los reinos de las Españas.

El juicio contra el gobierno electo por el pueblo catalán y los líderes sociales de Òmnium y la ANC, que empezó el 12 de febrero del 2019, pondrá de manifiesto si cuarenta años de ejercicios en comportamiento democrático han producido al menos un inicio de transición o si los esbirros del dictador siguen mandando. Me siento orgullosa de la gente que se sientan en el banquillo de los acusados en este proceso. Desde el contenido de sus declaraciones hasta el sonido de su voz denotan que hablan de todo corazón y con veracidad para sostener lo que dicen: la auto-determinación no es delito. Es tan refrescante en comparación con las afirmaciones de todos aquellos que quieren defender la unidad de España a cualquier precio, haciendo un uso de palabras como democracia, constitución, Estado de derecho… que las convierte en clichés desprovistos de su significado.



© Brigitte Hansmann, practicante de DFA reconocimiento de patrones somáticos y analista de patrones arquetípicos.

Traducido el 25 de marzo del 2019
El original alemán es del 25 de febrero: Die Wende
La traducción catalana es del 19 de marzo: La transició

www.dfa-europa.com

Comentario sobre la última declaración de la jornada del 19 de marzo del 2019:

El testimonio del agente de la Guardia Civil que declara el día 19 de marzo entre les 18.45h y las 19.45h aprox. contesta a la fiscalía a una velocidad trepidante, que sugiere que recita cosas que ha memorizado. Ni siquiera tiene que pensar para contestar con una plétora de detalles i datos específicos. Cuando contesta a la defensa habla más lentamente, como que tiene que pensar qué va a decir, pero a algunas preguntas cuesta conseguir una respuesta que corresponda a la pregunta que se le ha hecho. Cuando se incomoda vuelve a la velocidad trepidante de manera que apenas se le entiende porque casi no vocaliza. Su voz y el ritmo y la cadencia de sus declaraciones me produjeron las náuseas que suelo sentir ante mentiras deliberadas.

La transició


L'any 1977, de fet, jo estava en camí cap al Marroc per anar a veure-hi un amic. Però aleshores vaig descobrir Catalunya. D’alguna manera em vaig sentir alleugerida, segura, com a casa. L’any 1978, la transició de la dictadura sota Franco cap a un Estat de dret democràtic va portar a l’adopció de la Constitució d’una monarquia parlamentària, tal com havia disposat Franco en el seu testament. La idea de contribuir a la construcció d’una jove democràcia va ser un dels motius que em van portar a la decisió d’establir-me a Barcelona l’any 1980, desprès de concloure els meus estudis de ciències lingüístiques aplicades. D'aquell any ençà he fet la meva aportació a les bases d’una societat democràtica, primer com a traductora i després com a practicant de reconeixement de patrons somàtics i analista de patrons arquetípics, ajudant les persones a entendre’s entre elles i a sí mateixes i a aprendre una conducta democràtica i autodeterminada. 

El 6 de setembre del 2017, tal com acostumo a fer habitualment, desprès de dinar vaig tancar els ulls al sofà per fer una petita becaina. A la tele feien les notícies. Quan vaig sentir la veu de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, que preguntava a Marta Rovira per què demanava la paraula, de cop i volta em vaig espavilar completament, com si s’hagués activat un interruptor. Tinc la sensació que totes les coses que havia fet a la vida havien servit per preparar-me per a allò que estava començant en aquell moment. Fins i tot el lloc on vaig néixer, amb la seva història, m'oferia unes condicions que em van portar a adquirir comprensió i coneixements imprescindibles per a un procés d’autodeterminació. 

Una conducta democràtica s'ha d’aprendre i practicar, no tan sols a Espanya. Adoptar una constitució i referir-se contínuament al seu format inamovible no és suficient. En primer lloc, la Constitució espanyola fou redactada per persones que encara estaven plenament sota la influència ineludible del règim totalitari, en compliment del mandat testamentari del dictador i sense depurar els crims contra la humanitat que havien tingut lloc sota aquell règim. L’article sobre la indissoluble unitat de la pàtria de tots els espanyols, en el qual es basa tota l'argumentació de l’Estat espanyol contra l’afany dels catalans per assolir l’autodeterminació, no és compatible amb la resta de la Constitució, amb els principis bàsics d’un Estat de dret, amb el dret internacional ni amb els drets humans en general. De fet, en la interpretació que se li dona a aquest article a Espanya és contrari a la mateixa Constitució i il·legal. 

Si la intenció de crear un Estat democràtic és sincera, s’ha de concedir el temps necessari perquè el projecte es pugui desenvolupar democràticament. Del procés de la transició, en el millor dels casos, només n'ha transcorregut la primera fase. La corrupció de nombrosos polítics dels respectius partits governants és expressió de la seva immaduresa democràtica. El nomenament i la destitució dels alts funcionaris de la judicatura en funció dels interessos polítics dels respectius partits governants demostra una manca de maduresa quant a la separació de poders. Les asseveracions contínues dels polítics i funcionaris de la judicatura espanyols i del cap d’Estat monàrquic que Espanya és una democràcia consolidada i un Estat de dret modern, en vistes de la seva actitud, de les seves declaracions i dels seus actes, per a aquesta analista de patrons, sonen com les asseveracions d’un nen de dos anys i mig que insisteix que sap cordar-se ell tot sol les sabates. No n'hi ha prou amb adoptar noms que suggereixen una actitud democràtica. Aprendre i practicar un comportament democràtic no s’aconsegueix en quatre dies. Abans de tot, cal estar disposat a escoltar els que pensen d’una altra manera i sospesar si tenen raó o no, i si un mateix en té o no.

Quan s’escolta, per exemple, l’actual ministre d’Afers Exteriors, Josep Borrell, independentment de si xampurreja l'anglès o parla en francès o espanyol, fins i tot una persona que no entén cap d’aquestes llengües pot veure i sentir clarament que parla amb la boca ben petita. Probablement no en té consciència, però el seu cos sap perfectament que el que diu no s’aguanta per enlloc. Però és probable que admetre això, a ell personalment, li seria intolerable, a banda que això, a Espanya, el faria bastant impopular. 

Per als alemanys i als coreans, per exemple, que han patit una divisió de la seva terra imposada per la força, no és fàcil entendre que el poble català vulgui independitzar-se de la tan esmentada unitat d’Espanya, perquè en amplis sectors del món, igual que a Espanya, s’amaga, es nega o es menysté com a irrellevant el fet que aquesta suposada unitat fou imposada per la força: durant el segle XX pels rebels sota el comandament del general Franco i fa 300 anys per les tropes de Felip V, el nét de l'absolutista francès Lluís XIV, en desacatament de les disposicions testamentàries que establien que s’havien de respectar  les diferents institucions i els drets dels diferents regnes de les Espanyes.

El judici contra el govern electe pel poble català i els líders socials d’Òmnium i de l’ANC, que va començar el 12 de febrer del  2019, farà palès si quaranta anys d’exercici de comportaments democràtics han produït almenys un inici de transició o si els esbirros del dictador continuen manant. Em sento orgullosa de l’actitud de la gent que ara seu al banc dels acusats. Des del contingut de les seves declaracions fins al so de les seves veus es desprèn que parlen de tot cor i amb veracitat per sostenir el que diuen: l’autodeterminació no és delicte. És tan refrescant en comparació amb les afirmacions de tots aquells que volen defensar  la unitat d’Espanya per tots els mitjans, fent servir paraules com democràcia, constitució, Estat de dret... d’una manera que les converteix en tòpics despullats del seu contingut.


© Brigitte Hansmann, practicant de DFA reconeixement de patrons somàtics i analista de patrons arquetípics.

Escrit en alemany el 25 de febrer del 2019 Die Wende
Traduit al catalá el 19 de març del 2019 
i a l'espanyol el 25 de març del 2019: La transición

www.dfa-europa.com

Comentari sobre l’última declaració de la jornada del 19 de març 2019:

El testimoni de l’agent de la Guàrdia Civil que declara el dia 19 de març entre les 18.45h i les 19.45h aprox. contesta a la fiscalia a una velocitat trepidant, que suggereix que recita coses que havia memoritzat. No ha ni de pensar per contestar amb una plètora de detalls i dades específics. Quan contesta a la defensa parla més lentament, com que s'ho ha de pensar, però a algunes preguntes costa aconseguir una resposta que correspongui a allò que es pregunta. Quan s’incomoda torna a la velocitat trepidant de manera que amb prou feines se l’entén perquè quasi no vocalitza. La seva veu i el ritme i la cadència de les seves declaracions em produeixen les nàusees que acostumo a sentir davant de mentides deliberades.