Hay un silencio que da acceso al propio ser interior y a la conexión con los demás. Si nos encontramos con otro en esta dimensión compartida, no hacen falta muchas palabras para entendernos. Pero para muchos es difícil transitar hacia este silencio, porque en el camino nos encontramos con otra clase de silencio, un silencio que aísla las personas, impidiendo el acceso a su propio ser interior y a un contacto profundo con sus congéneres, un silencio fruto de traumas y culpas inconscientes que se manifiesta con síntomas y enfermedades del cuerpo y de la psique, con actos fallidos, adicciones, fracasos y bancarrotas.
De las personas adultas en 1936 muy pocas quedan con vida. Muchas se llevaron a la tumba el relato de experiencias que no pudieron metabolizar, ya sea por la intensidad del impacto traumático, sea por los peligros inherentes a hablar de lo que sentían en el contexto de la represión bajo el régimen franquista, sea por haber participado en la rebelión contra el orden democrático del Estado de Derecho o haber cometido injusticias a la hora de defenderlo, sea por haber participado en la represión violenta de la disidencia, sea por creerse poseedores de un derecho superior al de otros, sea por la impotencia al haber sido testigo de la violencia y la injustica sin saber qué hacer para impedirlas y ayudar a las víctimas, o por haber mirado a otro lado para no ver lo que estaba pasando, o bien por haberse escondido para no tener que tomar partido. Para metabolizar esas experiencias habría sido necesaria la palabra. Habría sido necesario poder compartir con otros lo que se siente, reconocer la culpa y la vergüenza por el daño que se ha causado, admitir el derecho equivalente de otros, hacer frente al miedo y poner límites a la impunidad de la violencia y la injusticia, comprometerse en la convivencia con los congéneres, o negarse a participar en conductas contrarias al sentido de la propia ética.
En el contexto de la violencia del régimen impuesto por los vencedores de la sublevación es de lo más comprensible que esas palabras -que habrían podido ayudar a metabolizar la experiencia y volver a restablecer un equilibrio interior- no pudieron ser expresadas. En la psique de los vencedores, de los vencidos y de aquellos que se alinearon con los vencedores de forma circunstancial lo no metabolizado se consteló como complejo autónomo por debajo del umbral de la conciencia. Allí permanece latente en tiempos de calma y en situaciones de estrés se activa, sobre todo, si la situación estresante guarda cierto parecido con la situación del trauma inicial. Así da lugar a repeticiones del trauma y a una variedad de síntomas. Mantiene la persona atrapada en las conductas rituales jerárquicas y territoriales de la parte más antigua del sistema nervioso que compartimos con los reptiles y dinosaurios, eclipsando aspectos mamíferos y humanos de su naturaleza. La condena a un exilio interior o exterior.1
Mientras esa primera generación no ha podido hablar de lo que vivieron, de lo que hicieron y no hicieron, de lo que sentían y pensaban, sus hijos se adaptaron a la vivencia de sus padres de un modo u otro. Aquello de lo que sus padres no pudieron hablar, en la segunda generación se convirtió en algo indecible2 porque, más allá de algunas anécdotas, los hijos no tenían acceso a las palabras que habrían hecho posible una representación verbal de los sucesos que sus padres mantuvieron en silencio pero que, aun así, marcaron su vida. La interacción entre padres e hijos quedó determinada por un silencio que encubrió contenidos con una elevada carga energética a la cual los hijos no pudieron sustraerse. Y no pudieron verbalizarla por falta de palabras capaces de representarlos. Así padres e hijos estaban aislados en el silencio, anhelando el contacto profundo inherente a su relación biológica, sintiéndose culpables por creerse malos padres y malos hijos por no ser capaz de entablar el contacto que consideraban que deberían ofrecer los unos a los otros, ligados por la carga energética de lo no dicho.
En la tercera y la cuarta generación el silencio continúa. Aquello de lo que en la primera generación no se podía hablar, lo que en la segunda era indecible, en la tercera y cuarta es impensable.3 Quedan sensaciones, sentimientos, imágenes inconexos con una carga energética que produce síntomas. Pero sin el conocimiento de las condiciones iniciales en las que esas sensaciones, esos sentimientos, esas imágenes tuvieron su origen, no es posible entenderlas. Nos creemos que se deben a cómo somos, a un aspecto oscuro, desconocido de nuestra personalidad o de nuestro carácter, o a enfermedades del cuerpo o de la psique que nos sobrevinieron de un origen desconocido. Mucha gente cree que se siente así por lo que otras personas hacen o no hacen, sin tener conciencia de que esas sensaciones y esos sentimientos están grabados en su cuerpo, y las otras personas, como mucho, las han tocado de un modo u otro.
La experiencia muestra que si reconocemos algunos de esos elementos que llegaron a nosotros desde las generaciones anteriores, podemos llegar a comprenderlos en el contexto en el que se originaron y dejar la carga energética con las personas a quienes les corresponde. Así no solo nos quedamos más libres sino que, además, podemos establecer un contacto profundo con nuestros padres y abuelos, incluso más allá de la muerte, porque el obstáculo que mantuvo el silencio se desvaneció. Entonces se puede restaurar el equilibro interior y recuperar la salud.
Vencer la barrera del silencio mientras los padres sigan con vida, puede significar sentir, en algunos casos por primera vez en la vida, una profunda conexión con ellos y la vida toda, o poder dejarlos libres para irse en paz, cuando les llegue el momento. Vencer la barrera del silencio antes de morirse puede significar sentir, en algunos casos por primera vez en la vida, una profunda conexión con los hijos y dejarles el legado más importante de la propia vida interior.
“No puedo decirle esto, le haría daño.” Movidos por el amor, a menudo, tanto padres como hijos quieren proteger al otro de un dolor que, de hecho, hace sufrir a ambos, a cada uno en su burbuja aislada del otro. Pero lo que importa no es el dolor sino el amor que los une. Compartir el dolor lo alivia del mismo modo que compartir la alegría la aumenta de forma exponencial.
“Tengo miedo de si le digo esto se enfadará.” El temor al conflicto mantiene a ambos en el aislamiento del silencio. Si existe el peligro de una reacción violenta, seguramente es síntoma de un trauma no resuelto o una culpa inconsciente y abordarlo de forma concienzuda y cautelosa puede rescatar la persona de su aislamiento. No puedo imaginarme cómo me sentiría si supiera –o sospechara- que mi abuelo o mi padre haya dedicado años de su vida a llevar a otros de paseo y haya dejado sus cuerpos tirados en la cuneta, si mi abuelo, mi padre, mi marido o uno de mis hijos se comportara de forma violenta contra otros, contra mí o contra sí mismo. Lo que sí sé es que necesitaría hablar con ellos de verdad. Aunque lo que se haya silenciado no sea tan extremo como este ejemplo, un intercambio significativo es posible únicamente si lo que se comunica es la verdad de lo que ocurrió, de lo que se hizo o no se hizo, de lo que se sintió, y si lo que se comunica es recibido de verdad.
Entonces ambas partes pueden compartir palabras y silencios que los unen, no solo entre ellos, sino con toda la vida en todas partes. Entonces el amor puede fluir.
¡Feliz Navidad y un próspero año 2020!
(c) Brigitte Hansmann
Análisis de Patrones Arquetípicos y DFA Reconocimiento de Patrones Somáticos
www.dfa-europa.com
1 Miñarro, A. Identitat,
exili i salut mental, en Miñarro, A. and Morandi, T.. Trauma i Transmissió,
Efectes de la guerra del 36, la postguerra, la dictadura i la transició en la
subjectivitat dels ciutadans, Barcelona, Fundació CCSM, Xoroi Ediciones, 2012, p.
155
2 Pijoan i Pintó, J. La reconstrucció en grup de llaços desfets, ibid. p. 141
3 ibid.
lunes, 23 de diciembre de 2019
domingo, 20 de octubre de 2019
Una mente
Más que nunca, después de la sentencia del Tribunal Supremo
de España en el juicio contra la mayoría de los miembros del gobierno de
Cataluña -por haber cumplido el mandato por el cual fueron elegidos- y los líderes de las organizaciones sociales Omnium y ANC, el pueblo
catalán se ha congregado en números enormes para expresar su rechazo de esta
sentencia. La fuerza de todas esas personas que se juntaron en una mente el
viernes 18 de octubre de 2019, el día de la huelga general, ha sido mayor que
nunca. Las calles estaban atiborradas de gente, en algunos lugares tanto que
apenas era posible moverse. Pero aun así, nos sonreíamos los unos a los otros y
todo el mundo estuvo feliz de que éramos tantos. La sensación era la de ser un
cuerpo, una mente, de verdad. No pude participar en los 100 km de la Marcha por
la Libertad que en los días anteriores se dirigía a Barcelona desde cinco
lugares distintos de Cataluña, pero las imágenes son impresionantes.
¿Quién tiene interés en que estas imágenes y la fuerza
que transmiten pasen inadvertidas tras el espectáculo de barricadas en llamas?
El Ministro del Interior español habla del movimiento independentista violento.
Es como decir que el negro es una tonalidad de blanco más oscura. Algunos dicen
que son jóvenes catalanes enfadados que construyen barricadas y queman contenedores
de basura y otros materiales combustibles que encuentran por la calle, para dar
salida a su frustración por la infructuosidad de los múltiples intentos de
llegar a una negociación política con el Estado español y por las perspectivas
de un futuro poco esperanzador en vistas del cambio climático, el deterioro
ecológico y las condiciones laborales abusivos y pagas irrisorias, si es que
logran encontrar trabajo.
Pero pocos de estos jóvenes tapan sus caras. Muchos de
ellos siguen las consignas de la protesta no-violenta, haciendo lo que pueden para
aislar individuos violentos. Por ejemplo, el jueves, 17 de octubre 2019 en
Tarragona, Laura Solé y sus amigos siguieron a unos jóvenes encapuchados con la
cara cubierta. Cuando estos se dieron cuenta de que les estaban siguiendo
entraron en una portería e hicieron una llamada. Laura y sus amigos se quedaron
delante en un intento de impedirles causar altercados. Al cabo de poco tiempo apareció
un grupo de policías nacionales con sus armaduras y cascos y los atacaron con
sus porras para dispersarlos. Mientras, los encapuchados salieron de la
portería y detuvieron a Laura con un despliegue de mucha violencia. Ahora está
en la cárcel, lo cual no es un procedimiento normal, ni siquiera en casos de
los cargos de los que se la acusa injustamente.
El jueves, 15 de octubre de 2019, la primera noche de
contenedores en llamas, a pocos metros detrás de la valla que mantenía los
manifestantes a una manzana de distancia de la delegación del gobierno español
en Barcelona:
Igual que yo, miles de personas estábamos sentados pacíficamente
en el suelo con nuestras velas, escuchando las cartas de los presos políticos
que habían sido sentenciados el día anterior. Cantamos e invocamos ¡Libertad!
para ellos.
No había nadie que tenía la cara tapada o se movía como
la gente que un poco más tarde empezaron a quemar contenedores un par de calles más allá. Por la forma de
sus cuerpos y sus movimientos, a esta practicante de reconocimiento de patrones
somáticos le parece que esa gente tiene el aspecto de policías o personal
paramilitar. Desafortunadamente, algunos de los jóvenes enfadados debían de
haber seguido su ejemplo.
La noche pasada, el sábado 19 de octubre de 2019, caminé
por el Paseo Lluís Companys durante otra protesta más delante del Palacio de
Justicia de Cataluña. Había sobre todo jóvenes, sentados en el suelo o de pie,
cantando, hablando tranquilamente, invocando ¡Libertad! y otras consignas. No hubo
ningún indicio de violencia. Más tarde esa noche, se fueron a otra plaza
cercana. Tanto allí como en la calle delante de la comisaría de la policía nacional,
grandes grupos de jóvenes manifestantes mantuvieron a gente violenta encapuchada
con caras tapadas alejada de la policía. En dos lugares los encapuchados
lograron amontonar y quemar un par de barricadas más. Lanzaron botellas,
piedras y latas llenas contra los policías sobre las cabezas de los jóvenes
manifestantes. Estos los pararon una y otra vez. Al final los encapuchados se
fueron y los jóvenes celebraron una victoria. Algunos incluso se quedaron para
barrer la calle. Es así como nuestros jóvenes se enfrentan a la violencia.
¡Por favor, apoyadlos en todas las maneras que podáis!
en inglés aquí
(c) Brigitte Hansmann
Reconocimiento de Patrones Somáticos
Análisis de Patrones Arquetípicos
viernes, 20 de septiembre de 2019
Una anàlisi arquetípica de l’objectiu independència
El poder de les paraules
Les paraules no només descriuen la nostra percepció de la realitat, també la creen. Un gran nombre de catalans reclamen la independència de Catalunya de l’Estat espanyol. Per justificat i comprensible que sigui el desig d’aquests catalans, mentre enfoquen l’objectiu independència, no hi ha gaire possibilitats d'arribar a bon port.
En primer lloc, la paraula independència no reflecteix el que volem realment els catalans que volem una república catalana. El que volem és sobirania, autodeterminació. És això el que hem de reivindicar. Si volem un pot de mel, hem d’intentar aconseguir un pot de mel. Si maldem per trobar un pot de melmelada de fruites cultivades a Vendelplà, és impossible aconseguir-lo, perquè aquest lloc no existeix a la realitat.
Els fills s’independitzen dels pares, això és natural. Per independitzar-se han de poder generar mitjans per finançar-se, han de valorar i agrair la vida i la cura que els pares els van donar i han de diferenciar-se d’ells, és a dir, han de fer valdre davant d’ells els seus objectius vitals, a diferència dels objectius que els pares tenen per a ells. Encara que, sent generosos en la interpretació del concepte, el primer i l’últim punt podrien ser aplicables, el d’enmig no ho és gens! Som capaços de generar els mitjans per autofinançar-nos i el projecte d’organització de la res publica catalana és ben diferent del d’Espanya. Però està clar que Espanya no ha donat la vida a Catalunya ni n’ha tingut cura, més aviat tot el contrari. En reivindicar la independència d’Espanya ens posem en una relació respecte a l’Estat espanyol comparable a la d’un fill respecte als pares. Però Catalunya no és fill, ni Espanya pare (ni molt menys mare)!
També les colònies s’independitzen dels estat que les van colonitzar. Una sèrie de fets farien encabir Catalunya dins la definició de colònia d’Espanya. Encara i així, des del punt de vista d’aquesta analista de patrons arquetípics, el reclam d’independència queda petit. Amb prou feines frega la superfície d’allò que volem.
Però la principal raó per la qual aspirar a la independència no pot portar-nos a bon port, és perquè no és possible ni desitjable. En un univers interdependent a totes les escales de magnitud, no hi ha cabuda per a res d’independent. La independència és un constructe mental sense correspondència a l’existència real. La solució rau en tres lletres –t-e-r– que donen consistència i fluïdesa al concepte d’independència per arribar a anomenar allò que és real: la interdependència.
Si som capaços d’inclinar-nos en reconeixement de la interdependència de tots el fenòmens, podrem aconseguir la sobirania i l’autodeterminació en la república catalana que desitgem, perquè aleshores estarem en consonància amb els camps de força major que regeixen el desenvolupament de la vida. El reconeixement de la interdependència és a l’arrel de molts aspectes característics de la identitat catalana: per exemple, la creativitat de la gent de Catalunya, la seva capacitat d’integració d’altres cultures sense perdre la pròpia i la resiliència que els ha permès resistir tots els intents d’eliminar-la que els seus veïns han escomès al llarg dels segles. La coherència amb la realitat externa a gran escala i amb la realitat interna a petita escala, que resulta del reconeixement de la interdependència de tots els fenòmens, donaria a la intenció de crear una república catalana una força imparable que res té a veure amb l’onada destructiva creada per un terratrèmol. Aquesta coherència comporta una força creativa, constructiva i generativa que enriqueix la vida de tots.
El reclam es pot canviar fàcilment: in – ter – dependència! Més difícil serà canviar el pensament i el sentiment de la gent d’on neix el càntic. Però precisament la tasca d’educació per fer entendre a la gent la importància d’invocar la sobirania i l'autodeterminació, que són pròpies del reconeixement de la interdependència, en comptes de corejar independència, generarà una força que nodrirà no només els que ja estem convençuts, sinó que n’atraurà d’altres que fins ara es miraven el moviment a favor de l’autodeterminació catalana amb escepticisme. Aquesta comprensió ens ajudarà a portar a terme els canvis necessaris tant a la vida interna de les persones individualment com en la vida pública i col·lectiva. Fins i tot podem arribar a ser punta de llança en els canvis urgents en el model de desenvolupament que un grup de científics demana en un informe elaborat per les Nacions Unides per eradicar la pobresa i protegir el medi ambient.
El factor cohesiu que uneix les diferents agrupacions de la societat catalana en el seu reclam de sobirania i autodeterminació, de fet, és precisament el reconeixement de la interdependència d’on neix el nostre desig de crear una societat més justa. Només cal fer-lo explícit.
Mentre apuntem a la independència perseguim una quimera i soscavem el reconeixement de la interdependència que ens dona les forces necessàries per assolir el nostre objectiu real: la sobirania, l’autodeterminació. Enfocar la independència com a objectiu és com tallar les nostres arrels dins la realitat que és interdependent. La interdependència ja la tenim, dona peu tant a la regularitat com a la creació de novetat en els processos de la natura. Les formes d’organització de la convivència humana no en són cap excepció. Celebrem-la, explorem les oportunitats que ens ofereix per crear la societat que volem, el món que volem, la forma de govern que volem, la forma de organització estatal que volem!
Brigitte Hansmann
Analista de patrons arquetípics i patrons somàtics i
diplomada en ciències lingüístiques aplicades
www.dfa-europa.com
miércoles, 11 de septiembre de 2019
Carta abierta a los magistrados del Tribunal Supremo
A la atención de los magistrados
del Tribunal Supremo
Ilmo. Sr. Presidente Manuel
Marchena, Ilmo. Sr. Magistrado Juan Ramón Berdugo, Ilmo. Sr. Magistrado Andrés
Martínez Arrieta, Ilmo. Sr. Magistrado Luciano Varela, Ilmo. Sr. Magistrado de
la Sala II Andrés Palomo, Ilma. Sra. Magistrada Ana Ferrer
Barcelona, 7 de setiembre de 2019
Ilustrísimas señorías:
Me dirijo a ustedes en calidad de
analista de patrones arquetípicos para señalarles unos factores que considero de
suma importancia para las decisiones que deben tomar en las próximas semanas. Lo
hago por iniciativa propia, mandada por nadie más que por mi propia conciencia.
Cuando dicten sentencia en el
caso contra los políticos y líderes sociales catalanes, por favor, tengan en
cuenta el funcionamiento de las estructuras y dinámicas de la psique humana.
Cuando una realidad resulta amenazante o intolerable al centro de conciencia
humana que reconocemos como “yo”, en vez de intentar conocerla para desarrollar
una respuesta eficaz, tendemos a negarla. Si carecemos de la madurez necesaria que nos
capacita para explorarla e investigarla, desde debajo del umbral de la
conciencia solemos proyectarla en personas o entidades ajenas de modo que percibimos
como amenazantes o enemigas a esas personas o entidades. Especialmente intolerable
y amenazante para muchas personas es la culpa inconsciente. La podemos haber reprimido
para asegurar nuestra pertenencia a un grupo que declara legítimo lo que hicimos
al incurrir en ella o incluso lo exige en cumplimiento de lo que considera un deber,
o podemos haber introyectado una culpa en la que incurrió alguno de nuestros
predecesores.
No me refiero al sentimiento de
culpa o culpabilidad, sino al hecho de ser culpable, de tener la culpa de haber
cometido un delito, de haber causado un daño.
Aunque legalmente un sucesor no
tenga la culpa de los crímenes perpetrados por sus predecesores, una culpa
negada pesa sobre el campo psíquico de la familia del perpetrador y del cargo
en cuyo desempeño los perpetró, mientras no sea reconocida y no se hayan
emprendido pasos para reparar los daños en la medida de lo posible. Aunque uno
no se sienta culpable, la culpa inconsciente suele causar actos fallidos, fracasos,
enfermedades, adicciones, bancarrotas, muerte, etc. Suele acarrear repeticiones
para, finalmente, poder ser reconocida como lo que es. Por más leyes que se
hagan para dar una apariencia de legalidad a los actos delictivos, la psique
humana no tolera la culpa del sufrimiento y las muertes causados. Aunque el
centro de conciencia vaya intentando por todos los medios justificar los actos
cometidos como cumplimiento de la legalidad, desde debajo del umbral de
conciencia la psique constelará una forma de pagar la culpa, aunque el precio
lo pague no la persona que cometió los actos, sino algunos de sus familiares -conyugues,
hijos o nietos- y/o los sucesores en el cargo que sostuvo.
En 1936 tuvo lugar un golpe de
Estado en España que arrastró el país a una guerra y un régimen totalitario que
produjo una profunda división de la población en vencedores y vencidos. En
ningún momento se emprendieron pasos para subsanar esta división, sino que se hicieron
esfuerzos por eliminar los vencidos o asimilarlos en la cultura de los
vencedores, cosa que constituye un delito de genocidio. La forma actual de
organización del Estado español como monarquía parlamentaria sigue las
disposiciones testamentarias del dictador del régimen anterior. En la
judicatura se produjeron pocos cambios en la transición del régimen totalitario
al régimen sucesor. En la actualidad, aún sigue representando el bando de los
vencedores. En este juicio, los fiscales, los abogados del Estado y la
acusación particular, al igual de sus predecesores del régimen anterior, acusan
a los representantes de los vencidos de la culpa que en realidad es de los
vencedores. Fueron estos últimos que se rebelaron contra el Estado de derecho democrático.
Al no conseguir su objetivo con un simple golpe, arrastraron la población a un
conflicto armado, en violación de la función que les correspondía, la de
proteger la población entera, no enfrentar una parte con otra. Cabe destacar,
además, que llegaron a ser vencedores gracias a la ayuda recibida de criminales
convictos por tribunales internacionales y de otros que se sustrajeron de hacer
frente a sus responsabilidades suicidándose, y que lograron mantener su estatus
de vencedores solo a través de una represión violenta contra toda disidencia.
Concedo que es posible que realmente
la judicatura española actual no tenga conciencia de la culpa que pesa sobre
sus cargos. Concedo también que no son los únicos portadores de culpas inconscientes
de generaciones anteriores, que deben ser reconocidas para resolver los
problemas que acechan la humanidad, ya que la inmensa mayoría de esos problemas
radican en reiteraciones inconscientes de dinámicas disfuncionales heredadas. Pero
hay que empezar con uno mismo y con los cargos que uno sustenta y las funciones
que cumple. Les escribo porque, por haber nacido alemana, soy portadora de una
parte proporcional de la culpa, por ahora sin redimir, de haber ayudado a
cometer los crímenes contra la humanidad perpetrados por el régimen franquista.
Para poder reconocer la culpa inconsciente de la que ustedes son portadores, no
hace falta más que ensanchar su perspectiva un poco más allá de los intereses
políticos que dirigen su actuación y tener en cuenta las estructuras y
dinámicas del funcionamiento psíquico de las personas y de las organizaciones
creadas por ellas.
Mientras se encuentra por debajo
del umbral de la conciencia, la culpa inconsciente actúa como un complejo
autónomo de la psique en estado latente. Cuando un suceso lo activa, eclipsa
las facultades naturales de la persona. No solo las personas individualmente
sino también grupos de personas, culturas, pueden caer bajo el dominio de un complejo.
Conlleva una red de emociones e ideas que se pueden haber olvidado o que en un
estado de desarrollo más temprano no pudieron ser procesadas por ser demasiado
complicadas o intolerables. Los inicios de la formación de un complejo autónomo
de la psique a menudo están relacionados con experiencias traumáticas. Un
complejo cultural impide a la gente ver a otros y a ellos mismos tales como
son. Opera más allá de la individualidad y es demasiado grande para poder
afrontarlo individualmente. Requiere una respuesta colectiva.
Dejando de lado el hecho de que
la interpretación de la cláusula sobre la indivisible unidad de España en la que
se basa el juicio en el que deben dictar sentencia, en sí, está en
contradicción con otras cláusulas de la Constitución –y por tanto
inconstitucional-, las iniciativas de diversos grupos parlamentarios y las
decisiones del Tribunal Constitucional al respecto han activado un complejo autónomo
en la psique colectiva que eclipsa las facultades naturales de amplias partes
de la sociedad española y de las instituciones gubernamentales.
Con la sentencia que van a emitir
ustedes tienen una oportunidad única para identificar y desactivar el complejo
cultural que domina la sociedad española y sus instituciones. Si desaprovechan
esta ocasión, van a ahondar aún más la brecha que divide la sociedad española.
Porque el problema de convivencia que los defensores de la indivisible unidad
de España proyectan sobre Cataluña, de hecho, domina la sociedad española. Una
vez activado, un complejo autónomo de la psique es como una posesión. Mientras
las personas que se alinearon con los vencedores y sus sucesores sigan posesos
por la idea de la indivisible unidad de España caen en la repetición
inconsciente de la culpa de sus predecesores. Si no la reconocen y se responsabilizan de las
consecuencias, volverán a hundir a España aún más en la bancarrota en el
intento de proteger un constructo mental que no sirve ni para encubrir la
división real creada por su culpa.
Nombrar las cosas por lo que son permitirá
al conjunto de la sociedad española orientarse y alcanzar la madurez necesaria
para crear una convivencia basada en el principio de autodeterminación característico
de una democracia madura.
El delito de rebelión contra el
Estado de derecho democrático tuvo lugar en 1936. Esa culpa necesita ser
reconocida por los que ocupan las posiciones de mando en la actualidad según
las disposiciones testamentarias del dictador, al igual que el delito de genocidio
perpetrado por su régimen en las represalias contra la disidencia.
El delito de prevaricación es de
aquellos que crearon leyes para encubrir la culpa que pesa sobre sus cargos y
poder atribuirla a otros.
El delito de malversación de
caudales públicos es de aquellos que despliegan fuerzas públicas para impedir
al pueblo el ejercicio de sus derechos y judicializan un proceso político, para
nombrar solo dos de los ámbitos en el que se gasta dinero público innecesaria e
inoportunamente.
Ante la imposición de una
interpretación partidaria e inconstitucional de la legalidad, la desobediencia
no solo es una prerrogativa sino un deber para una persona comprometida con la
creación de una convivencia justa entre las personas.
El cumplimiento del mandato para
el cual un político ha sido elegido por el pueblo en unas elecciones
democráticas no es delito. Por tanto, la sentencia solo puede ser absolutoria y
debe garantizar la indemnización de todas las personas inculpadas injustamente.
Soy consciente de que habrá
algunas personas que se enfadarán ante lo que en términos arquetípicos es la
única sentencia coherente, porque les obliga a reconocer la culpa de haber participado
en un régimen que ha usado la mentira y la violencia para causar injusticia y
división. Aunque los que van disfrutando privilegios a costa de otros no
quieran que las cosas cambien, también para ellos será beneficioso poder salvar
la distancia que, al apartar de su conciencia la culpa que pesa sobre ellos, los
mantiene separados del colectivo humano. Es comprensible que una culpa tan grave
parezca intolerable, no obstante, reconocerla nos permite orientarnos al
respecto para procurar no repetirla y ahondarla aún más. Sobre todo, nos
permite descubrir la belleza de la naturaleza y la vida toda que la culpa
oculta.
Por favor, sean valientes y
cumplan su función de magistrado en coherencia con el campo arquetípico de la
justicia.
Les saluda atentamente,
Brigitte Hansmann
Analista de patrones arquetípicos y patrones somáticos
miércoles, 5 de junio de 2019
El vestit nou de l’emperador
L’aparença de legalitat de la suposada unitat d’Espanya
Bombes sota el mar
Des de l’alçament armat contra l’Estat de dret democràtic per les forces rebels sota el comandament del general Francisco Franco, aquestes van posar molta cura en donar una aparença de legalitat a les seves actuacions. (1) Les execucions d’opositors al seu règim, que es portaren a terme fins als anys setanta del segle XX, tenien lloc sota l’empara de lleis fetes per tal propòsit. La continuïtat del règim en forma d’una monarquia parlamentària, un cop mort el dictador, va seguir les seves prescripcions testamentàries. Mitjançant una llei es va decretar una “amnistia” per impedir que s’investiguin els crims contra la humanitat perpetrats pel règim franquista, encara que, per definició, una amnistia és possible només si hi ha hagut una sentència condemnatòria. Des del cop contra l’Estat de dret democràtic el 1936 fins a l’actualitat, la legalitat proclamada per l’Estat espanyol és ben igual que el vestit nou de l’emperador.
L’actual procés contra els polítics i líders socials catalans n’és un altre exemple. De fet, la interpretació de l’article sobre la unitat d’Espanya, en la qual es basa tota la acusació, és contrari a la Constitució. Tota la construcció del cas, l’acusació, la investigació, els esforços per suprimir la realització del referèndum sobre l’autodeterminació de Catalunya, tot això es prevaricació i malversació de cabals públics. L’Estat espanyol adquireix la culpa precisament dels delictes dels quals acusa els representants del poble català.
Per què ni la comunitat internacional ni els pobles espanyols s’atreveixen a assenyalar que l’emperador va despullat? Al fons marí de pràcticament tots els mars del món hi ha milions de tones de bombes, mines, torpedes, granades, gasos verinosos, municions i armaments de tota mena, enfonsades en combat o deliberadament en l’intent de desfer-se’n ràpidament desprès de les grans guerres del segle XX. El metall s’està oxidant i les substàncies perilloses estan entrant en la cadena alimentària, arriben a les platges i a les xarxes del pescadors i causen lesions, morts i malalties. I els responsables callen. (2)
El mar és un símbol de l’inconscient col·lectiu i, literalment, hi ha continguts que en explotar poden trencar la visió que tenen del món i d’elles mateixes moltes persones, continguts que contaminen la seva vida i creen malalties i conflictes socials, si no es reconeixen i no es tracten de forma idònia per desactivar-los.
La “victòria” de les forces rebels havia deixat la societat espanyola profundament dividida en vencedors i vençuts. La pretensió dels vencedors de conformar els vençuts segons les seves prescripcions ha portat a una profunda escissió, no només de la societat, sinó també d’una gran majoria d’espanyols de la seva pròpia vida interior. Els vençuts es veien forçats a amagar els seus sentiments per no córrer el risc de ser denunciats com a opositors i ser executats o exposats a l’ostracisme social. Només un cert nombre de posseïdors d’una resiliència suficient van aconseguir travessar l’infern de les persecucions de la postguerra sota la protecció de les seves profundes conviccions. Molts s’havien de limitar a utilitzar les poques possibilitats d’elaborar el que sentien per sobreviure com podien. (3) Els vencedors, encara que tenien oportunitats i suports a dojo per viure el dol de les seves pèrdues, van apartar de la seva experiència conscient la culpa que havien adquirit amb la seva col·laboració amb les forces rebels contra l’Estat de dret democràtic. Era impensable per ells que amb la seva actuació havien adquirit una culpa. Se sentien amb el dret de fer tot allò que feien. I per als seus successors és ben igual. Reconèixer la culpa dels seus predecessors els és intolerable i per això impensable. La project(av)en damunt els vençuts. Vencedors i vençuts per un igual van transmetre els continguts inconscients no elaborats de la seva psique al seus successors, els quals repeteixen les mateixes dinàmiques o se'n emmalalteixen.
La violència dels vencedors contra els vençuts va crear la profunda divisió de la societat espanyola que s’estén fins a l’actualitat. És present a la psique dels vençuts que van participar en la seva pròpia execució literal o moral, que van ser utilitzats com a eina de genocidi per espanyolitzar els que no volen ser-lo, que se senten amenaçats per les revindicacions catalanes de soberania i, per això, canten “a por ellos”. És present també a la psique del vencedors que feien i fan gala d’haver decapitat un govern legítim, que s’amagaven i s’amaguen sota les sotanes de la judicatura, que proclam(av)en que fan polítiques per a tota la població alhora que declaren que les aspiracions de la població que divergeixin de les seves són il·legals.
Si la comunitat internacional o els pobles espanyols assenyalessin la nuesa de l’emperador, haurien de mirar les matèries explosives i contaminants que hi ha en el fons marí de la seva pròpia psique. I fa por. Certament, és perillós, però no fer-ho encara ho és més.
Tant en la tangibilitat de les veritables bombes en el mar com en la intangibilitat dels continguts inconscients relacionats amb traumes i culpes propis i heretats, el seu reconeixement i rescat és car i durarà molt de temps. Si no ens hi posem, les perspectives de futur són infinitament més tenebroses. Però si ens hi posem, el cercle viciós el trauma pot esdevenir una espiral d'aprenentatge. (4)
© Brigitte Hansmann, anàlisi de patrons arquetípics
(1) Gómez Bravo, G., Geografía humana de la represión franquista: del golpe a la guerra de ocupación (1936-1941), Cátedra, Madrid 2017
(2) Bomben im Meer, una película de Frido Essen, emitido en la tele alemana Das Erste (La Primera), dilluns 3 de juny 2019, https://www.daserste.de/information/reportage-dokumentation/dokus/sendung/bomben-im-meer-100.html (vist el 3 de juny; avui 13 de juny només es troba el reportatge sobre la película, el video ja no es troba i en els arxius del dia d'emissió indicat només apareixen altres documentals)
(3) Sieburth, S., Coplas para sobrevivir: Conchita Piquer, los vencidos y la represión franquista, Cátedra, Madrid 2016
(4) Hansmann, B. Traumes multigeneracionals - Cercle viciós o espiral d'aprenentatge, https://unrespirodeairefresco.blogspot.com/2018/12/traumes-multigeneracionals-cercle.html
El mateix text en alemany aquí: Des Kaisers neue Kleider
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martes, 30 de abril de 2019
viernes, 12 de abril de 2019
Saber atarse los zapatos
Hace poco hice la reflexión que, desde el punto de vista de la analista de patrones somáticos y arquetípicos que soy, las aseveraciones del Jefe de Estado, de numerosos funcionarios de la judicatura y políticos españoles de que España es un Estado de derecho democrático consolidado y maduro, en vistas de sus actitudes, de su declaraciones y de sus actos, suenan como las aseveraciones de un niño de dos años y medio que proclama que sabe atarse los zapatos él solito. (La transición) Unos días más tarde tuve la dolorosa experiencia de lo que puede pasar cuando uno no ata bien los cordones.
A un niño de dos años y medio, probablemente, no le pasa gran cosa, por más veces que se caiga. Pero una estructura entrada en años puede sufrir daños muy graves, si aquello con lo que se apoya en los cimientos de la realidad material no queda bien atado, tal como sucede cuando los dirigentes de un Estado se niegan a reconocer la responsabilidad de los efectos causados por los actos cometidos por sus agentes: la capacidad de esa estructura de desarrollarse queda atascada en un estado de inmadurez perpetua sin poder alcanzar la madurez que le correspondería por mayoría de edad. Desde la sombra del inconsciente asoma la responsabilidad negada, de forma continua, como una amenaza la cual, sin embargo, no suele reconocerse como propia, sino que se proyecta en otros que se combaten a capa y espada. La culpa inconsciente suele llevar a fracasos, actos fallidos y bancarrotas reiterados.
Hacía años que no me había puesto las botas de montaña. Mientras até los cordones pensé en hacer un doble lazo pero, por alguna razón que no logro recordar, no lo hice. Después de salir de casa para coger el autobús, al cabo de poco, me di cuenta de que uno de los cordones se estaba soltando. Justo iba a dar un paso al lado para atarlo bien, cuando mi marido lo pisó. Y caí. Di con el canto de la mano contra el canto de un umbral y se rompió el quinto metacarpiano de la mano izquierda.
Pasó el Día Mundial del Agua y estábamos de camino a ver a una amiga, con quien comparto una fascinación por las cualidades derivadas de la organización cristalina líquida del agua bajo determinadas condiciones, y a su compañero jurista. En vez de poder ir a la montaña, respirar con árboles y profundizar en los temas que nos fascinan, fui al CAP desde donde me derivaron a Sant Pau para enyesar mi mano y valorar si tienen que operar.
Y sí, me tuvieron que operar. Aunque fue una fractura oblicua limpia, una parte del hueso se desplazó respecto a la otra y había que fijarla en su sitio hasta que cure. Con una inserción mínima introdujeron una aguja en el hueso que luego se podrá retirar sin otra intervención. ¡Una maravilla!
Aquel fin de semana hubo muchos accidentes mortales, entre ellos el de una mujer que fue atropellada esperando el autobús. También el daño causado por mi caída habría podido ser mucho más grave. Habría podido dar con la cabeza contra el canto de la portería, cosa que a mi marido le pareció que estuvo a punto de suceder. Si me hubiera tensado, el impacto podría haberme quebrado la cabeza. Por suerte, cuando noto que no puedo evitar caer, sé aflojarme del todo. Si hubiera caído sobre plano, el daño se habría limitado a unos hematomas. Pero como allí estaba el umbral….
¿Por qué no hice un doble lazo? ¿Un acto fallido? ¿Me falló la memoria? ¿Algo qué necesito entender? Sigo observando lo que va sucediendo y lo que voy decidiendo…
Sea como fuere, ya que el daño estaba hecho, decidí aprovechar la ocasión para desarrollar nuevas formas de trabajar y, siendo un trozo del mundo, para curar lo que necesita ser curado en el mundo en la medida en que esté a mi alcance. Resulta que para ello tengo que recurrir a un equipo de cirugía. ¡Qué suerte que esté a mi disposición! Aun siendo secuestrado por la industria farmacéutica, la atención sanitaria en este país es una de las mejores del mundo. ¡Ojalá podamos liberarlo de sus secuestradores!
Uno de los grandes dolores que me hicieron sufrir durante muchos años era la sensación de que haga lo que haga, nunca va a ser suficiente, hasta que descubrí que soy una parte del todo, perfectamente interconectada e interrelacionada con todo. No se trata de ser suficiente, de intentar ser mejor de lo que soy. Se trata de desarrollar mi capacidad de relacionarme con el todo y con los diversos aspectos del todo con los que entro en contacto, del modo que sea preciso en cada momento para que la situación pueda transcurrir de la forma más propicia posible. Una gran parte de ello pasa por desarrollar la capacidad de escucha, de receptividad, de percepción clara. Claro, luego, también conviene saber hacer algo al respecto. Pero muchas veces, lo que hace falta hacer se desprende de la percepción de la cosa concreta en relación al conjunto del contexto en el que aparece. Es importante conservar en todo momento esa amplitud de miras.
Cuando le dije a mi marido que me había caído porque pisó el cordón de mi bota, se molestó. Solo le estaba informando de lo que había pasado. Siento mucho no haber tenido el debido cuidado. La culpa fue mía por no atar bien el zapato. En general, los españoles suelen ser muy susceptibles ante cualquier afirmación que pueden interpretar como que se les está culpando de algo mal hecho. Sobre todo, cuando realmente hay una culpa, fácilmente reaccionan con enfado. Cuando se coge a un político español con las manos en la masa, lo primero que suele decir es: »¡No voy a dimitir!«
El otro día dieron la noticia que el presidente de México escribió al rey y al presidente de España pidiéndoles una disculpa por los abusos y las atrocidades cometidas contra los pueblos indígenas de las Américas por los conquistadores. El rey niega haber recibido ninguna carta y la Moncloa reaccionó con enfado. ¡Típico! El líder del Partido Popular, Pablo Casado, calificó las cartas del presidente de México como ignorantes y una afrenta al Estado español.
Mientras no se reconoce una culpa, esta se perpetúa, generación tras generación, acarreando fracasos y bancarrotas. No hace falta más que mirar la historia española, veintitantas bancarrotas en los últimos quinientos años. En cambio, si la culpa se reconoce, se puede asumir la responsabilidad, pedir perdón y la relación dañada puede repararse. Sin ese reconocimiento, desde la sombra del inconsciente la culpa constituye una amenaza que suele ser percibida como proveniente de fuera. Entonces se culpa a otros del daño que uno mismo ha hecho y se les combate porque la sombra proyectada sobre ellos se experimenta como una amenaza intolerable. De este modo se siembra conflicto y se crea separación. Aunque personalmente uno no haya participado en los hechos -yo no participé en el holocausto ni en la fabricación de armas de destrucción masiva- la culpa afecta al colectivo entero, cada uno de los individuos que lo componen, generación tras generación. Quienes la reconocen pueden situarse respecto a ella, emprender la labor de reparación y asegurarse de no caer en una ciega repetición. Quienes la niegan son dominados por ella y, poseídos por un complejo autónomo de la psique que eclipsa sus facultades de percepción y raciocinio, la repiten con una férrea convicción de que la culpa de sus actos es de otros.
Según el gran sabio del psicoanálisis, Robert Langs, básicamente existen nada más que dos estilos de comunicación: o se dice la verdad o se miente, y se procesa las comunicaciones recibidas de verdad o se las tergiversa para adaptarlas a una idea preconcebida de la realidad. Incluso si uno no tiene conciencia de mentir, como sucede cuando la realidad de los hechos resulta intolerable para la persona por poner en entredicho sus ideas preconcebidas, la mentira impide relacionarse con otros, desarrollarse y crecer. Es lo que sucede en España con la idea de la indivisible unidad de la patria. La negación de la culpa incurrida en los esfuerzos por imponerla, impide a sus defensores sostener relaciones humanas verdaderas incluso entre ellos, mucho más aún con los que sienten que esa idea vulnera su derecho de auto-determinación.
Las dinámicas y los patrones que intervienen en ese proceso psíquico, que se encuentra en la raíz de tantos conflictos en el mundo, se describen en detalle en un ensayo titulado Traumas multigeneracionales – Círculo vicioso o espiral de aprendizaje, que se basa en el ejemplo del conflicto entre España y Cataluña. (https://unrespirodeairefresco.blogspot.com/2018/12/traumes-multigeneracionals-cercle.html ) o https://unrespirodeairefresco.blogspot.com/2018/12/traumas-multigeneracionales-circulo.html )
© Brigitte Hansmann, practicante de DFA Reconocimiento de Patrones Somáticos y Analista de Patrones Arquetípicos
www.dfa-europa.com
A un niño de dos años y medio, probablemente, no le pasa gran cosa, por más veces que se caiga. Pero una estructura entrada en años puede sufrir daños muy graves, si aquello con lo que se apoya en los cimientos de la realidad material no queda bien atado, tal como sucede cuando los dirigentes de un Estado se niegan a reconocer la responsabilidad de los efectos causados por los actos cometidos por sus agentes: la capacidad de esa estructura de desarrollarse queda atascada en un estado de inmadurez perpetua sin poder alcanzar la madurez que le correspondería por mayoría de edad. Desde la sombra del inconsciente asoma la responsabilidad negada, de forma continua, como una amenaza la cual, sin embargo, no suele reconocerse como propia, sino que se proyecta en otros que se combaten a capa y espada. La culpa inconsciente suele llevar a fracasos, actos fallidos y bancarrotas reiterados.
Hacía años que no me había puesto las botas de montaña. Mientras até los cordones pensé en hacer un doble lazo pero, por alguna razón que no logro recordar, no lo hice. Después de salir de casa para coger el autobús, al cabo de poco, me di cuenta de que uno de los cordones se estaba soltando. Justo iba a dar un paso al lado para atarlo bien, cuando mi marido lo pisó. Y caí. Di con el canto de la mano contra el canto de un umbral y se rompió el quinto metacarpiano de la mano izquierda.
Pasó el Día Mundial del Agua y estábamos de camino a ver a una amiga, con quien comparto una fascinación por las cualidades derivadas de la organización cristalina líquida del agua bajo determinadas condiciones, y a su compañero jurista. En vez de poder ir a la montaña, respirar con árboles y profundizar en los temas que nos fascinan, fui al CAP desde donde me derivaron a Sant Pau para enyesar mi mano y valorar si tienen que operar.
Y sí, me tuvieron que operar. Aunque fue una fractura oblicua limpia, una parte del hueso se desplazó respecto a la otra y había que fijarla en su sitio hasta que cure. Con una inserción mínima introdujeron una aguja en el hueso que luego se podrá retirar sin otra intervención. ¡Una maravilla!
Aquel fin de semana hubo muchos accidentes mortales, entre ellos el de una mujer que fue atropellada esperando el autobús. También el daño causado por mi caída habría podido ser mucho más grave. Habría podido dar con la cabeza contra el canto de la portería, cosa que a mi marido le pareció que estuvo a punto de suceder. Si me hubiera tensado, el impacto podría haberme quebrado la cabeza. Por suerte, cuando noto que no puedo evitar caer, sé aflojarme del todo. Si hubiera caído sobre plano, el daño se habría limitado a unos hematomas. Pero como allí estaba el umbral….
¿Por qué no hice un doble lazo? ¿Un acto fallido? ¿Me falló la memoria? ¿Algo qué necesito entender? Sigo observando lo que va sucediendo y lo que voy decidiendo…
Sea como fuere, ya que el daño estaba hecho, decidí aprovechar la ocasión para desarrollar nuevas formas de trabajar y, siendo un trozo del mundo, para curar lo que necesita ser curado en el mundo en la medida en que esté a mi alcance. Resulta que para ello tengo que recurrir a un equipo de cirugía. ¡Qué suerte que esté a mi disposición! Aun siendo secuestrado por la industria farmacéutica, la atención sanitaria en este país es una de las mejores del mundo. ¡Ojalá podamos liberarlo de sus secuestradores!
Uno de los grandes dolores que me hicieron sufrir durante muchos años era la sensación de que haga lo que haga, nunca va a ser suficiente, hasta que descubrí que soy una parte del todo, perfectamente interconectada e interrelacionada con todo. No se trata de ser suficiente, de intentar ser mejor de lo que soy. Se trata de desarrollar mi capacidad de relacionarme con el todo y con los diversos aspectos del todo con los que entro en contacto, del modo que sea preciso en cada momento para que la situación pueda transcurrir de la forma más propicia posible. Una gran parte de ello pasa por desarrollar la capacidad de escucha, de receptividad, de percepción clara. Claro, luego, también conviene saber hacer algo al respecto. Pero muchas veces, lo que hace falta hacer se desprende de la percepción de la cosa concreta en relación al conjunto del contexto en el que aparece. Es importante conservar en todo momento esa amplitud de miras.
Cuando le dije a mi marido que me había caído porque pisó el cordón de mi bota, se molestó. Solo le estaba informando de lo que había pasado. Siento mucho no haber tenido el debido cuidado. La culpa fue mía por no atar bien el zapato. En general, los españoles suelen ser muy susceptibles ante cualquier afirmación que pueden interpretar como que se les está culpando de algo mal hecho. Sobre todo, cuando realmente hay una culpa, fácilmente reaccionan con enfado. Cuando se coge a un político español con las manos en la masa, lo primero que suele decir es: »¡No voy a dimitir!«
El otro día dieron la noticia que el presidente de México escribió al rey y al presidente de España pidiéndoles una disculpa por los abusos y las atrocidades cometidas contra los pueblos indígenas de las Américas por los conquistadores. El rey niega haber recibido ninguna carta y la Moncloa reaccionó con enfado. ¡Típico! El líder del Partido Popular, Pablo Casado, calificó las cartas del presidente de México como ignorantes y una afrenta al Estado español.
Mientras no se reconoce una culpa, esta se perpetúa, generación tras generación, acarreando fracasos y bancarrotas. No hace falta más que mirar la historia española, veintitantas bancarrotas en los últimos quinientos años. En cambio, si la culpa se reconoce, se puede asumir la responsabilidad, pedir perdón y la relación dañada puede repararse. Sin ese reconocimiento, desde la sombra del inconsciente la culpa constituye una amenaza que suele ser percibida como proveniente de fuera. Entonces se culpa a otros del daño que uno mismo ha hecho y se les combate porque la sombra proyectada sobre ellos se experimenta como una amenaza intolerable. De este modo se siembra conflicto y se crea separación. Aunque personalmente uno no haya participado en los hechos -yo no participé en el holocausto ni en la fabricación de armas de destrucción masiva- la culpa afecta al colectivo entero, cada uno de los individuos que lo componen, generación tras generación. Quienes la reconocen pueden situarse respecto a ella, emprender la labor de reparación y asegurarse de no caer en una ciega repetición. Quienes la niegan son dominados por ella y, poseídos por un complejo autónomo de la psique que eclipsa sus facultades de percepción y raciocinio, la repiten con una férrea convicción de que la culpa de sus actos es de otros.
Según el gran sabio del psicoanálisis, Robert Langs, básicamente existen nada más que dos estilos de comunicación: o se dice la verdad o se miente, y se procesa las comunicaciones recibidas de verdad o se las tergiversa para adaptarlas a una idea preconcebida de la realidad. Incluso si uno no tiene conciencia de mentir, como sucede cuando la realidad de los hechos resulta intolerable para la persona por poner en entredicho sus ideas preconcebidas, la mentira impide relacionarse con otros, desarrollarse y crecer. Es lo que sucede en España con la idea de la indivisible unidad de la patria. La negación de la culpa incurrida en los esfuerzos por imponerla, impide a sus defensores sostener relaciones humanas verdaderas incluso entre ellos, mucho más aún con los que sienten que esa idea vulnera su derecho de auto-determinación.
Las dinámicas y los patrones que intervienen en ese proceso psíquico, que se encuentra en la raíz de tantos conflictos en el mundo, se describen en detalle en un ensayo titulado Traumas multigeneracionales – Círculo vicioso o espiral de aprendizaje, que se basa en el ejemplo del conflicto entre España y Cataluña. (https://unrespirodeairefresco.blogspot.com/2018/12/traumes-multigeneracionals-cercle.html ) o https://unrespirodeairefresco.blogspot.com/2018/12/traumas-multigeneracionales-circulo.html )
© Brigitte Hansmann, practicante de DFA Reconocimiento de Patrones Somáticos y Analista de Patrones Arquetípicos
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